El segundo asalto por acceder a un puesto en la final senior provincial se resolvió a favor del C.B. Almería, que, como marcan los cánones del baloncesto, hizo valer el factor campo.
Si había un partido que el C.B. Garrucha no podía ganar, ése fue el del pasado domingo. La ausencia de calentamiento (el equipo llegó tarde al partido y no pudo hacerlo); la merma física y mental de algunos de sus jugadores importantes; la inclusión de tres jugadores EBA en el equipo rival (jugadores no sobrados de calidad pero que contribuyeron en el rebote y en la defensa debido a su envergadura); las dimensiones ridículas de la cancha, que facilitaron la defensa presionante capitalina; la no existencia de tiempo de descanso entre una parte y otra; y la indolencia arbitral, que permitió más de la cuenta a la defensa local (sólo recibieron 13 faltas en contra por 22 de los garrucheros), son una serie de factores que condicionaron el devenir del partido. Remar tanto contra corriente hizo al final inviable la llegada a buen puerto.
A pesar de todo ello, el equipo visitante se mantuvo en el partido haciendo la goma, colocándose sólo a cuatro puntos al inicio del último cuarto y con varias posesiones para recortar aún más la diferencia. Pero una serie de malas decisiones en ataque terminaron por condenar a los garrucheros.
El partido siguió los mismos parámetros que los anteriores: fuerte defensa press y contraataque local, contrarrestados por el juego interior visitante. En esta ocasión la defensa almeriense consiguió desquiciar a los garrucheros, cuya fuente constante de anotación fueron rápidos contraataques en las pocas ocasiones que pudieron capturar el rebote. Fue el rebote la clave del partido, pues los capitalinos lo cargaron mucho en ataque, consiguiendo bastantes canastas en segundas oportunidades.
Así, la eliminatoria queda igualada a uno y todo se decidirá el próximo sábado. Los locales confían en su cancha y en el calor de sus numerosos y ruidosos aficionados para certificar el pase a la final, donde ya espera el C.B. Roquetas.
Si había un partido que el C.B. Garrucha no podía ganar, ése fue el del pasado domingo. La ausencia de calentamiento (el equipo llegó tarde al partido y no pudo hacerlo); la merma física y mental de algunos de sus jugadores importantes; la inclusión de tres jugadores EBA en el equipo rival (jugadores no sobrados de calidad pero que contribuyeron en el rebote y en la defensa debido a su envergadura); las dimensiones ridículas de la cancha, que facilitaron la defensa presionante capitalina; la no existencia de tiempo de descanso entre una parte y otra; y la indolencia arbitral, que permitió más de la cuenta a la defensa local (sólo recibieron 13 faltas en contra por 22 de los garrucheros), son una serie de factores que condicionaron el devenir del partido. Remar tanto contra corriente hizo al final inviable la llegada a buen puerto.
A pesar de todo ello, el equipo visitante se mantuvo en el partido haciendo la goma, colocándose sólo a cuatro puntos al inicio del último cuarto y con varias posesiones para recortar aún más la diferencia. Pero una serie de malas decisiones en ataque terminaron por condenar a los garrucheros.
El partido siguió los mismos parámetros que los anteriores: fuerte defensa press y contraataque local, contrarrestados por el juego interior visitante. En esta ocasión la defensa almeriense consiguió desquiciar a los garrucheros, cuya fuente constante de anotación fueron rápidos contraataques en las pocas ocasiones que pudieron capturar el rebote. Fue el rebote la clave del partido, pues los capitalinos lo cargaron mucho en ataque, consiguiendo bastantes canastas en segundas oportunidades.
Así, la eliminatoria queda igualada a uno y todo se decidirá el próximo sábado. Los locales confían en su cancha y en el calor de sus numerosos y ruidosos aficionados para certificar el pase a la final, donde ya espera el C.B. Roquetas.
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