Ya no cantes cigarra,
apaga tu sonsonete,
que llevo una pena en el alma,
que como un puñal se me mete
sabiendo que cuando canto
suspirando va mi suerte.
Bajo la sombra de un árbol
y al compás de mi guitarra
canto alegre este huapango,
porque la vía se acaba
y no quiero morir soñando,
ay, como muere la cigarra.
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